Noruega tiene alrededor de 5 millones de habitantes, es decir que el área metropolitana de Bogotá está más poblada que este país. Sin embargo, esos 5 millones de noruegos son accionistas de las principales empresas del mundo, pues el Gobierno posee uno de los mayores fondos de inversión del planeta, lo que significa que Earling Haaland (futbolista y nueva promesa del deporte), sin saberlo, puede ser socio de Amazon, Coca-Cola o Walmart.
Noruega no sólo es un país acaudalado con Estado del Bienestar y un nivel de vida envidiable, sino también es un actor supremamente influyente en las finanzas internacionales. Así como lo lees, el Gobierno de Noruega tiene un rol muy protagónico en el capitalismo mundial, pues está literalmente “tras bambalinas” en las empresas más importantes del mundo.
Verás, Noruega tiene alrededor de 5 millones de habitantes, es decir que el área metropolitana de Bogotá está más poblada que este país. Sin embargo, esos 5 millones de noruegos son accionistas de las principales empresas del mundo, pues el Gobierno posee uno de los mayores fondos de inversión del planeta, lo que significa que Earling Haaland (futbolista noruego que milita en el Borussia Dortmund), sin saberlo, puede ser socio de Amazon, Coca-Cola o Walmart.
Esto nos podría servir para comenzar a explicar el por qué Noruega es tan rico, pero se queda corto. Empecemos por el principio, Noruega es un país petrolero, es el mayor productor de la Europa Occidental y el oro negro representa más del 60% de las exportaciones. Pero el petróleo, por sí mismo, no es garantía de nada, de hecho extraer el crudo noruego es casi el doble de caro que el saudí, ¿entonces?
Las reservas noruegas se encuentran en el Mar del Norte y las comparten con otros países como el Reino Unido (UK), sin embargo los nórdicos han logrado sacarle el mayor rendimiento posible a este recurso. Y no, no es otro caso en el que las privatizaciones vuelven rico a un país, porque lo cierto es que Noruega es un ejemplo de estudio de lo que se conoce como Capitalismo Estatal (ya en unas líneas más abajo explicaremos en qué consiste esta figura).
En 1959, Shell descubrió un gran yacimiento de petróleo en el Mar del Norte y sacaron licencias en UK y Noruega para comenzar con su explotación. En 1972 el Gobierno noruego optó por crear su propia petrolera llamada Statoil, comenzó el petroboom y en solo tres años los noruegos duplicaron su renta per cápita; de un día para otro el sueño de todo noruego era trabajar en Statoil.
Pero pilas acá porque este es el inicio de todos los males. A este fenómeno de éxtasis en torno al petróleo (o a un único recurso) se le conoce como “La Maldición Holandesa”, que consiste en que de un día para otro los gobiernos ingresan dinero a cántaros, gastan un montón de plata, recortan los impuestos y como todo el mundo quiere trabajar en esa pujante industria, de repente la economía de un país únicamente comercializa un sólo producto, en este caso, petróleo. Algo muy peligroso, ya que en el momento en que caiga el precio del mismo, todo el país se va directo al descenso, tal y como ocurrió en Venezuela y está pasando en países como Arabia Saudita o Bahrein.
Y acá es donde llega la principal diferencia entre UK y Noruega para explotar este recurso. En 1975 Gran Bretaña estaba atravesando por una crisis económica muy aguda, por lo que empezó a exprimir sus reservas del Mar del Norte como si no existiese un mañana. Por su lado, Noruega se tomó las cosas con más calma e hizo algo supremamente inteligente: hiperregular el sector. El 50% de la explotación era exclusiva para Statoil, implementó un impuesto del 78% sobre beneficios para las empresas extranjeras que quisieran extraer el oro negro y limitó la cantidad de petróleo que se podía sacar por año. ¿Qué consiguió con eso? Sencillo, impidió que todo su motor económico se volcara de un día para otro al sector petrolero. Simple y llanamente, brillante.
En la década de los 80´s, ya bajo la batuta de Margaret Thatcher, Reino Unido optó por privatizar la British Petroleum, sin embargo en Noruega el Gobierno siempre ha tenido dominio sobre Statoil, incluso hoy en día se llama Equinor, pero el Estado conserva el 67% de la propiedad sobre la empresa y es por eso que este país es lo que muchos teóricos conocen como “Capitalismo Estatal”, lo que quiere decir que aunque el gobierno intervenga en una gran porción de la economía, se comporta como si se tratase de una empresa privada.
¿Y eso qué significa? Pues sencillo, eficiencia en el gasto, hacer más con menos. Hagámos un ejercicio para entender bien este tema; ve a Google y busca en imágenes una postal de Dubái y luego haz lo mismo con Oslo; ¿cierto que la diferencia es abismal? Esto ocurre porque países como Los Emiratos Árabes Unidos, tan pronto como le empiezan a ver ganancias con el oro negro empiezan a gastar plata desmesuradamente, sin embargo el éxito noruego recae en que todos los gobiernos que sucedieron al descubrimiento del yacimiento petrolero, independientemente de si eran laboristas o conservadores, han medido con rigurosidad cada peso (o euro) que ingresan al país por esa industria y todas las ganancias que lograron las depositaban en un fondo común.
Para 1990 el parlamento noruego se dio cuenta que tenían un montón de dinero guardado debajo del colchón, de experiencias ajenas habían concluído que el precio del crudo puede variar muchísimo dependiendo del mercado internacional y que lo mejor que podían hacer es continuar diversificando la economía del país ¿y qué mejor manera de hacerlo que invirtiendo en la bolsa de valores?
De esta forma nació el llamado Fondo Soberano Noruego. El Banco Central de ese país decide cómo se invertirán las ganancias de la nación. Pero eso por sí solo no es nada nuevo, de hecho gobiernos como el chino o el australiano también invierten en la bolsa, pero la principal diferencia de este fondo es el tamaño pues los noruegos tienen más de un billón (sí, billón en español, es decir doce ceros) de dólares americanos invertidos, si repartiéramos ese dinero entre los ciudadanos cada uno tendría de un día para otro 200.000 dólares metidos en la bolsa.
Pero acá no termina la cosa. Según la legislación vigente, los gobiernos de turno no pueden usar ese dinero para gasto público. De hecho, únicamente pueden utilizar los beneficios que den esas inversiones, pero no está permitido que toquen el capital de inversión. Así mismo el fondo solo puede invertir en empresas extranjeras y por eso en este momento Noruega posee más del 1,5% de las acciones que existen en las bolsas de todo el planeta.
Ahora, como en cualquier fondo de inversión hay años mejores y otros no tan buenos, incluso para muchos analistas este fondo es demasiado conservador y en numerosas ocasiones no da todo el rendimiento que podría, pero lo cierto es que es una excelente medida para diversificar continuamente su economía, de hecho, es tan exitosa la estrategia que también la emplean como un arma política.
Todos los años el Banco Central noruego publica una lista negra de empresas en las que no invierten por razones éticas como pueden ser las armamentistas, las tabacaleras o aquellas que tengan escándalos de corrupción. Sin embargo ser inversionista de una empresa no solo es un modo de perder o ganar dinero, también te da la posibilidad de participar en las juntas de accionistas y entre más acciones tengas más importante es tu voto en las decisiones de esa compañía, cosa que Noruega tiene supremamente claro.
Desde 2018 empresas como Facebook o Twitter están metiéndole duro a sus algoritmos para afinar la capacidad de detectar fake news, así mismo están disminuyendo las brechas salariales entre hombres y mujeres y estas decisiones se tomaron después de la junta de accionistas de ese año, en donde el encargado de poner los mencionados temas sobre la mesa fue… ¡Exacto! Noruega.
De hecho, en la actualidad Noruega es el octavo socio mayoritario de Apple con más de 8000 millones de euros invertidos y también participa activamente en sus juntas. Podríamos decir entonces que su posesión sobre estas organizaciones la emplean como un método de aplicar su forma de pensar y han motivado a muchísimas corporaciones a que realicen cambios en temas de inclusión, empleabilidad e, incluso, en los salarios de los altos ejecutivos.
Qué impresión, ¿no? Ejemplos hay de sobra para ver cómo los gobiernos tratan de influir en otros gobiernos, ¿pero uno que influya directamente en organizaciones privadas de todo el mundo? Mientras tanto su población concilia el sueño con la tranquilidad de saber que muy poco importa el precio del petróleo, el éxito económico está en la diversificación.
¿Y tú cómo crees que Colombia podría diversificar su economía?