Una de las razones de la estanflación se evidencia cuando una economía crece por encima de su capacidad productiva y la gente gasta más pero las empresas no logran solventar tal nivel de consumo, desequilibrando la demanda y la producción. De esta forma la estanflación nace de políticas monetarias como emisión y aumento del gasto público porque la economía se infla artificialmente, creando muchos puestos de trabajo que no responden a las necesidades del mercado y con el tiempo, todo ese empleo efímero desaparece, incrementando la inflación y el desempleo.
El sábado, un amigo qué cumplió aniversario con su novia, se quejó de lo costosa que había salido la cena de celebración, lo que llevó a que la conversación se centrara en una sola cosa: Todo está carísimo. Esta parejita puede que no lo sepa, pero representa la realidad que a veces deshumaniza las cifras macroeconómicas, porque seguro ambos han tenido otras relaciones en las que iban a comer, pero jamás lo habían hecho en un escenario inflacionario de más del 9%.
Sin embargo el encarecimiento se quedó en esta indignación momentánea porque Juan Diego y Lina tienen trabajos estables y pueden mantener su nivel de vida a pesar de la inflación, lo que significa que aunque los precios suban, si hay crecimiento económico podemos responder ante la situación, relativamente bien. Pero ¿y si nuestra protagónica pareja fuera desempleada? Cambiaría la cosa, ese sombrío escenario se conoce como estanflación.
Hace unos días el presidente del Centro de Investigación Económica Europea, aseguró que las economías occidentales se enfrentarían en los próximos meses a la estanflación, un escenario que combina inflación con estancamiento económico y al que no nos enfrentamos como humanidad desde 1973, solo que esta vez podría ser mucho más grave, al punto de mezclar esa crisis con la del 2008.
Para entender la estanflación montémonos en la máquina del tiempo y viajemos al Israel de 1973, puntualmente al 6 de octubre cuando se celebró la fiesta más sagrada para los judíos: Yom Kippur. Mientras en Jerusalén y Tel Aviv los fieles oraban, tropas egipcias y sirias tomaron, sin resistencia alguna, la península del Sinaí, un territorio que Israel le había arrebatado a Egipto años atrás. La respuesta fue inmediata, Israel apoyado por Estados Unidos, contraatacó rápidamente y en una semana recuperaron la zona, bombardearon Damasco y sitiaron la ciudad egipcia de Suez, ocasionando la intervención de la ONU para evitar que el conflicto escalara a un enfrentamiento entre la Unión Soviética y los americanos.
El mundo árabe, humillado y derrotado, planeó su venganza con un embargo petrolero que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) le puso al comercio con Estados Unidos, ocasionando que de la noche a la mañana el oro negro pasara de ser un recurso barato y accesible, a un bien escaso y costoso. Los norteamericanos, que importaban al día 1,2 millones de barriles árabes, ahora solo contaban con 19.000, un 99% menos de suministro, lo que multiplicó por cuatro el precio del barril y dio inicio a los racionamientos de combustible.
¿Y sabes qué pasa cuando se encarece un bien básico como el petróleo? Que todo lo que utilice petróleo en su cadena de producción y suministro también sube de precio y como la alimentación, la industria, los textiles y por supuesto, el transporte, emplean este recurso en alguna fase de su cadena productiva, el costo de vida sube considerablemente.
Debido a esto las empresas norteamericanas perdieron competitividad. Mientras los precios no paraban de subir y los ciudadanos sufrían una inflación superior al 10%, los sueldos se estancaron y se perdieron miles de puestos por la quiebra de numerosas compañías, engrosando el desempleo hasta el 9,7%.
Para la época, un entorno con inflación y desempleo no cabía en la cabeza de ningún economista, la norma indica que si los precios están subiendo es porque hay más demanda y para eso las personas necesitan ingresos, ¿entonces?
La estanflación tiene dos teorías que explican su origen. La primera es el shock de oferta, en donde se produce escasez de un producto básico y fundamental como el petróleo generando que los precios suban, las familias reduzcan su poder adquisitivo, se altere el ciclo de intercambios, las empresas disminuyan sus ingresos y cierren o despidan gente.
La segunda es el recalentamiento monetario. Significa que una economía crece por encima de su capacidad productiva y la gente gasta más pero las empresas no logran solventar tal nivel de consumo, desequilibrando la demanda y la producción. De esta forma la estanflación nace de políticas monetarias como emisión y aumento del gasto público porque la economía se infla artificialmente, creando muchos puestos de trabajo que no responden a las necesidades del mercado y con el tiempo, todo ese empleo efímero desaparece, incrementando la inflación y el desempleo. Según esto, la estanflación norteamericana no fue producto del embargo petrolero, pero agudizó los efectos.
Durante los 70´s los tipos de interés de EEUU estuvieron debajo del 0% y la Reserva Federal prendió la impresora de billetes a toda máquina, algo muy similar a lo que ocurrió allí y en la UE durante la crisis del coronavirus. Solo la FED imprimió 8 billones de USD para financiar programas de estímulo fiscal, diez veces más que la expansión monetaria adoptada en la crisis financiera del 2008 y para muchos analistas, la recuperación occidental del Covid-19 ha sido más rápida de lo previsto.
Adicionalmente, por la guerra en Ucrania a Juan Diego y Lina les salió carísima la cena, están viviendo un shock de oferta en las materias primas y Juan ya no puede llevarle a Lina sus galletas favoritas porque el trigo subió un 40%, recogerla es puro amor ya que el galón de corriente está por los $10.000, no le regaló la chaqueta que quería porque los textiles están por las nubes y esto sumado a las medidas estimulantes del gobierno y BanRep, crea el escenario ideal para que la pareja en cuestión se conozca con la tenebrosa estanflación.
¿Recuerdas que al principio dijimos que esta crisis sería más grave? Cuando hay inflación los bancos centrales suben los tipos de interés, esto encarece el crédito y la gente es más prudente con el gasto. El problema es que hoy el mundo atraviesa una crisis de deuda sin precedentes, tanto pública como privada y esto se traduce como familias con hipotecas, empresas con créditos y gobiernos que deben hasta la camisa, ubicando el nivel de endeudamiento en un escalofriante 425% del PIB mundial.
Si los bancos centrales suben sus tipos para hacerle frente a la inflación, las familias, empresas y gobiernos pagarían más en sus cuotas mensuales y cuanto más suban, menos gente podrá responder al encarecimiento. Si esto pasa en muchos casos, los impagos generalizados crearían un cataclismo financiero y por lo que hemos visto antes, sería bastante más crudo que el del 2008 en el mundo o el del 99 acá en Colombia.
Amanecerá y veremos. ¿Crees que a Colombia se le viene la estanflación?