Según el mandatario Nayib Bukele, la medida busca generar empleos y brindar inclusión financiera a las personas que trabajan en la informalidad.
Desde septiembre del año pasado, este país se transformó en la primera nación del mundo donde los ciudadanos pueden operar comercialmente con dos monedas oficiales: el dólar americano (adoptado en 2001) y el Bitcoin, lo que significa que un salvadoreño puede pagar impuestos con la criptodivisa y todos los establecimientos comerciales están obligados a aceptarla como medio de pago.
Si le llegáramos con el chisme a alguien de Venezuela o Argentina, seguro ya tendría listas las maletas para mudarse al país centroamericano, dado que uno de los problemas históricos que ha tenido Latinoamérica (y en mayor medida en estos dos países), es la inestabilidad de sus monedas. No obstante El Salvador ya está blindado por funcionar en dólares, entonces ¿por qué apostar por bitcoin? ¿Se convertirá El Salvador en la capital mundial de las criptodivisas?
En este blog hemos hablado de la diferencia entre una criptodivisa y una moneda tradicional. El Banco de La República, la Reserva Federal o el Banco Central Europeo controlan la oferta de pesos, dólares y euros respectivamente, sin embargo las criptodivisas no necesitan de Estados o bancos que las regulen, impidiendo que un gobernante use la impresora de billetes para alterar la oferta y depreciar la moneda (inflación) y como sólo existen 21M de bitcoins (BTC), su valor debería ser estable.
La realidad es que Bitcoin es de los activos más volátiles que hay y en la actualidad muy poca gente lo emplea como un mecanismo de intercambio. Aunque la constante variación de su valor no es el único impedimento que tiene la criptomoneda para democratizarse, también es un agente de transacciones muy demorado, veamos esta gráfica:
Visa en 3 horas ejecuta la misma cantidad de transacciones que Bitcoin en un año, situación que puede cambiar con los años ya que blockchain es una tecnología que aún se está desarrollando, pero hoy la realidad es esta y los norteamericanos y los europeos aciertan en preferir los dólares y euros, pero ¿y nosotros, los latinos?
Las hiperinflaciones hacen parte de nuestra idiosincrasia, tal vez no propiamente en Colombia, aunque un dólar caro sea una inflación importada, sin embargo en los vecinos es una constante. Venezuela ha tenido inflaciones de más del 100.000%, Chile pasó por lo mismo hace algunos años y su inflación llegó al 600%, Ecuador se dolarizó, a Perú le tocó acabar con el Inti y Argentina parece gustarle más imprimir moneda que el fútbol. De forma que la idea de tener dinero inmune a gobernantes por este lado del mundo es algo inverosímil.
¿Entonces por qué en El Salvador están haciendo una apuesta tan contundente por el Bitcoin?
Según el mandatario Nayib Bukele, la medida busca generar empleos y brindar inclusión financiera a las personas que trabajan en la informalidad (el 46,3% del pie de fuerza laboral), pero las dudas surgieron porque la medida fue anunciada por el presidente desde Miami y a los tres días el parlamento aprobó la Ley Bitcoin, una iniciativa que cuenta con nada más 16 artículos y no brindaba mayores esclarecimientos en cuanto al cómo lograría tener el impacto deseado por el ejecutivo.
Hay diversos vacíos respecto al alcance de la medida y muchos salvadoreños la catalogan de populista. La Ley Bitcoin, en su artículo siete, obliga a los establecimientos a aceptar bitcoin como medio de pago, no obstante a los pocos días Bukele aseguró que “no es que estén obligados a recibir bitcoin, pero sí a aceptarlo”. El artículo ocho menciona que se podrá operar con wallets de criptodivisas privados (como Binance Chain o Coinbase Wallet) pero el Estado ofrecerá una alternativa llamada Chivo que ya está funcionando. Esto va en contra del sentido de Bitcoin al ser descentralizada y genera desconfianza entre los criptousuarios.
Sin embargo, el mayor problema es que la medida impacta en el músculo productivo del país. ¿Sabías que las remesas son la principal fuente de ingresos para El Salvador? Y tiene sentido, casi un ¼ de la población se encuentra por fuera del país, principalmente en EEUU y estas personas envían dinero desde la tierra del Tío Sam hacia su madre patria.
Más de 7.500 millones de dólares entran a El Salvador por ese medio, lo que representa casi el 20% de todo el PIB del país, los salvadoreños ingresan más por remesas que por sus exportaciones (6.062M USD) y la gente emplea giros internacionales (con empresas como Western Union) pagando una comisión, por lo que Bukele asegura que saldría más barato emplear bitcoin.
Pero la realidad se empeña en llevarle la contraría, El Salvador tiene una de las tasas en comisiones para remesas más bajas del mundo, mientras en Latinoamérica la media alcanza el 5,6%, en este país es del 2,8% y en dado caso que fueras un salvadoreño que busca cambiar Bitcoins a dólares, tendrías que ir a uno de los cajeros que la empresa ATHENA tiene distribuidos en el territorio y pagar una comisión del 5% por la conversión, ¿entonces?
Pensémoslo por un momento. Las remesas provienen de otros países, el gobierno no tiene control sobre las mismas y no puede gravarlas por mucho que quisiera, pero si llegan en bitcoin a través de Chivo, podría cobrar la comisión que quisiera y estipular la tasa de conversión que de su preferencia.
Ahora, es cierto que se permite emplear billeteras privadas, no obstante el artículo 14 establece que el gobierno garantizará la convertibilidad automática e instantánea de bitcoin a dólar, utilizando el wallet Chivo y el artículo 9 estipula que las limitaciones al funcionamiento de las alternativas a la convertibilidad serán determinadas por el Estado, lo que significa que los wallets privados pueden ser intervenidos por el gobierno y es imposible saber hasta qué punto, dado que la ley no especifica.
Pero ¿por qué al gobierno le interesaría prohibir los wallets privados? Si de entrada los salvadoreños tienen varios incentivos para usar Chivo por la convertibilidad y el precio. Una razón puede ser que Bukele creó un fondo de 150M de USD para garantizar la conversión de bitcoins, ¿qué pasaría si esa plata se acaba? No lo sabemos, pero el afán está en darle liquidez a ese fideicomiso.
Hay que ser conscientes que Bukele disparó el gasto público sin subir impuestos, la deuda externa alcanza casi el 90% del PIB salvadoreño y el déficit fiscal llegó al 5,8% (en un país de 6 millones de habitantes). El tema es que para pagar eso el gobierno necesita dólares y al parecer, quiere encontrarlos en las remesas que ingresan sus ciudadanos, mientras estos reciben bitcoins como contraprestación .
El ciudadano entonces enfrenta un dilema no menor. Si como salvadoreño no empleas el wallet Chivo te enfrentarás a la volatilidad del bitcoin y si lo usas estarás sometido a las medidas del gobierno sobre su funcionamiento. Si se acaba la plata del fondo estatal, se podría presentar un “corralito” donde se limiten las conversiones de bitcoin a dólares, lo que te dejaría con un montón de criptos en la cuenta que te serán muy útiles para comprar pupusas por las calles de San Salvador, pero que de poco te servirán por fuera del país.