Cuando leemos la palabra deuda es natural percibirla con negatividad, sin embargo vale la pena repetirla: ¡Deuda! sin temor y sin necesariamente tildarla de villana.
Cuando nos detenemos a pensar en esas cosas de nuestro día a día que nos pesan y nos vuelven más liviano el sueño, sin duda alguna, un común denominador son las finanzas personales. No nos vamos a detener en las demás razones, como cierto problema familiar, sentimental o de salud, nos concentrarnos en lo que nos compete que son las deudas.
Cuando leemos esta palabra, es natural percibirla con negatividad, como algunos niños cuando le hablan de las matemáticas, nos genera cierto rechazo. Sin embargo vale la pena repetirla: ¡Deuda! sin temor y sin necesariamente tildarla de villana.
Las deudas nos permiten transformar deseos y sueños en realidades y metas cumplidas. Cuando pensemos en nuestras deudas, ya sean en una tarjeta de crédito, un crédito de libre inversión, una libranza o un crédito hipotecario, automáticamente visualicemos la razón por la que decidimos endeudarnos en primer lugar: estudiar, construir un hogar, viajar o en el peor de los casos, si fue a raíz de una emergencia, recordarlo como la forma en la que pudimos salir de ella. Piénsalo no como una deuda en sí, sino como un proyecto de vida cumplido o encaminado a hacerse realidad.
Ahora bien, la forma en la que logremos mantener las deudas bajo control para que no se conviertan en el enemigo de nuestra tranquilidad y bienestar financiero, es la clave del asunto y es donde cobra tanto sentido, poner en práctica estas sencillas pero poderosamente efectivas recomendaciones que te traemos:
- Lleva un control de tus pagos: Una excelente manera para mantener controladas tus deudas es llevando por escrito un serio y disciplinado registro de gastos y de los pagos que estás haciendo a cada una de tus deudas. No tener claro cuánto debes ni cuánto pagas es la alerta roja de un posible sobreendeudamiento.
- Nunca dejes pasar la fecha límite de pago: Pon una alarma o anota en tu calendario la fecha que tienes de pago para que no se te olvide por ningún motivo, o si prefieres, explora la opción de débito automático a tu cuenta de ahorros que ofrecen algunas entidades financieras.
- Arma un presupuesto para el pago de deudas: Adopta la buena costumbre de apartar el dinero de las cuotas una vez recibas tu sueldo o ingreso mensual, de esta manera podrás disponer del presupuesto restante sin descompletar o tener la tentación de gastar lo que realmente debes pagar en cuotas. Recuerda siempre pagar primero y luego sí gastar en otras cosas.
- Paga lo antes posible: El famoso dicho “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” aplica a la perfección a tus finanzas personales. Si dispones del dinero hoy, no dejes de pagar e incluso abonar saldos extras a tus deudas. De esta manera podrás salir de ellas más rápido y pagarás menos intereses.
- Evita el sobreendeudamiento: Esta es una de las principales razones por las que se suele sacrificar nuestra tranquilidad y bienestar. Solo endéudate de acuerdo con tu capacidad de pago. Aplica la famosa regla de que tus cuotas no superen el 30% de tus ingresos.
Desde evitar el llamado “estrés financiero” generado por una mala administración de tus deudas, que tanto daño le hace a tu salud física y emocional, hasta el hecho de construir y mantener un historial crediticio positivo que te permita mayores y mejores préstamos para tu siguiente gran proyecto de vida, es indudable la importancia de mantener el control, cultivando finanzas saludables de cara al futuro.
Los grandes sueños se construyen poco a poco y comienzan a lograrse en el momento en el que te atreves a dar el primer paso, ¿estás listo para darlo?