Aprende a endeudarte

Aprende a endeudarte

Tú eres el único que puede tomar decisiones sobre tu bolsillo, tú sabrás qué importancia tienen en tu vida las motivaciones que te llevan a endeudarte, pero de entrada te recomendamos que las respetes.

Cuántas veces nos hemos quejado del sistema financiero por cobrarnos y no condonarnos las deudas, acusando a los bancos de aprovecharse de la necesidad de la gente, sin sentir empatía porque a veces no podemos pagar. ¡Un montón! ¿no?

¿Pero la cosa en verdad es así? ¿No será más bien que no estamos interpretando correctamente la finalidad del sistema y que aún no logramos manejar bien la deuda a nuestro favor? Este desconocimiento no es malo, pero puede llegar a ser muy grave si no se le pone atención, pues una deuda fuera de control no solo representa un proyectil para nuestra salud financiera, sino también para nuestra calidad de vida y nuestra tranquilidad.

Lo primero es que entendamos la deuda como una anticipación del consumo futuro, que podemos hacer gracias a un intermediario que nos brinda esta posibilidad al prestarnos los recursos. Esto hace que la entidad nos cobre por algo que nos es muy difícil cuantificar pese a que tiene una gran relevancia en nuestra vida: el tiempo.

Sin un préstamo ¿Cuánto tardarías en tener vivienda propia? ¿Cuánto demorarías en conseguir el dinero suficiente para estudiar? ¿Cuántos años te llevaría poder comprar un carro? Bien, pues lo que te ahorres en tiempo es lo que te cobrarán bajo una figura llamada intereses.

La importancia de cuantificar el tiempo repercute directamente en la deuda que vayas a adquirir, evidentemente en los ejemplos que mencionamos anteriormente como la vivienda, el estudio o un vehículo son prácticamente inalcanzables sin endeudamiento y a fin de cuentas es algo que recuperarás más adelante porque inviertes en tu vida. Finalmente de muy poco te servirá tener vivienda propia pagada de contado si lo consigues a los 89 años y en ese orden de ideas no solo es lógico, sino también justo que una entidad financiera cobre por ese “anticipo temporal”.

Así mismo funciona para las deudas que adquieres para consumir bienes que nunca se capitalizarán y que están en tu vida por gusto (o incluso a veces por capricho), las cuales suelen ser carísimas porque no te representarán ingresos sino solamente gastos, ¿realmente un viaje, una prenda de vestir o una cena romántica son adquisiciones que no se pueden postergar y así evitar que salgan muchísimo más caras?

Ahora bien, es importante que tú también le des valor a tu tiempo, finalmente eso te volverá exigente con los ofrecimientos de entidades bancarias o financieras y te llevará a comparar las tasas de interés, también te hará escéptico frente a opciones menos seguras y recomendables como el gota a gota.

De todas maneras tú eres el único que puede tomar decisiones sobre tu bolsillo, tú sabrás qué importancia tienen en tu vida las motivaciones que te llevan a endeudarte, pero de entrada te recomendamos que las respetes. Si te endeudas con un propósito determinado nunca destines esos fondos a otros fines, pues la desorganización financiera es el principio del fin.